La hora de la comida en muchos de nuestros hogares es el momento ideal para reunir a todos los integrantes de la familia. Eso es un hecho. No vengo de una familia grande ni demasiado tradicional, pero hacíamos siempre el intento por mantenernos juntos y disfrutar los momentos en los que podíamos reunirnos en familia. Y por supuesto, la comida siempre fue ese imán familiar.
Me gustaría contarles algunos pasajes de mi infancia para empezar a moverles el paladar…
Recuerdo que muchos domingos nos íbamos, apiñados en un carro lleno de bolsas rumbo a la playa de Kobee, y en el camino había que parar sí o sí a por el desayuno chino, ya que mi abuela paterna tiene raíces chinas. Así que desde chicos nos inculcaron el gusto por comer dim sum.
Un delicioso Mono de @bienmesabechiriqui. Plato Tradicional de la Provincia de Chiriquí, una de las vainas mas buenas que me he comido en mi vida. Must have.
Bollo de mantequilla, de coco y de miel de caña de @deliciasmargot.
Un delicioso Mono de @bienmesabechiriqui. Plato Tradicional de la Provincia de Chiriquí, una de las vainas mas buenas que me he comido en mi vida. Must have.
Bollo de mantequilla, de coco y de miel de caña de @deliciasmargot.
Otra tradición dominical era cocinar todos juntos y colmar cada espacio de la diminuta cocina, cual baile de Ulpiano, ya fuera en mi casa o en la de mi abuela, aunque a la hora de la verdad allí había más gorreros que cocineros.
Otra experiencia con la que estoy segura de que muchos de ustedes se sentirán identificados eran aquellos trips al interior, en los que había paradas obligatorias, empanadas, pastelitos de carne, cocadas, aquello era un vía crucis de sabores y colores, eso sin contar las paradas técnicas para ir al baño, claro está.
Cuando se escuchaba una voz que decía en casa: «¡Vamos para la playa!», ya uno sabía que comería todo el camino, más la ñapa. Una de esas paradas que no podía faltar era en La Chorrera. Aquí nació mi amor por el chicheme y el bollo chorrerano, que hasta el día de hoy siguen siendo de mis favoritos. Otro must de los trips hacia las playas o el interior era en la panadería Cesarín, por el tradicional ‘pandulce’ o pan de dulce. Otra cosa que algunos dicen que no podían faltar en la carretera eran los famosos pastelitos de Yeyo. Aunque confieso que esta parada nunca la hice, me daré a la tarea de investigar si aún existen o no, para ver si logro probar esos bien comentados pastelitos de carne. ¡Y se lo contaré aquí, queridos lectores, en Panamá Onde Uno!.
Luego venía un clásico. La parada más famosa, esperada y aún obligatoria, era, y es, Quesos Chela… aquí todos se daban gusto. Sus aclamadas empanadas de queso caliente eran para muchos de nosotros desayunos, almuerzos o cena. Y la verdad siempre me han parecido adictivas porque no puedes parar de comerlas. Con los años Quesos Chela ha incorporado una gran variedad de productos que lo hacen aún más interesante, con lo cual continúa marcando a las nuevas generaciones. Otra parada obligatoria para muchos es Delicias Margot con su tradicional chicharrón, puerco ahumado y sus famosas hojaldres.
Ya estoy llena y eso que solo estoy escribiendo… ja, ja, ja.
Si su destino los llevaba más allá de las playas y les tocaba llegar a Coclé, allí nos esperaban Antón y Penonomé, lugares ideales para comprar esas rosquitas de un rosado tan intenso que llama la atención; eran requetedulces y ¡bienvenidas! También cargábamos las conocidas y tradicionales cocadas, tanto de las blancas como de las rosadas. Ambas dulces ¡y deliciosas! Bueno, y como todos sabemos, Penonomé también era el lugar ideal para ir al baño en el hotel Dos Continentes.
Este es Merky y su famoso pollo frito de Monagrillo.
Puerquito ahumado de Delicias Margot, una parada casi que obligatoria en tu recorrido hacia el interior del país.
Este es Merky y su famoso pollo frito de Monagrillo.
Puerquito ahumado de Delicias Margot, una parada casi que obligatoria en tu recorrido hacia el interior del país.
Si su familia se dirigía a Herrera o Los Santos, como la mía, o si seguían carretera recta en Divisa hacia Veraguas o Chiriquí, aún les faltaban más lugares por visitar y, por supuesto, más horas sentadas en el carro hablando y preguntando «¿Cuándo vamos a llegar?». Ah, porque soy de esas que sabe para dónde va pero quiere llegar volando. Nunca he sido buena para los paseos en carro; uno de mis hijos es igual que yo, no hemos pasado del Puente de las Américas y ya el pendejito anda preguntando la hora de llegada. Hoy en día con las nuevas plataformas la tienen fácil pues saben cuánto tiempo tendrán la nalga cuadrada por el paseo, antes ir al interior sí era de verdad una aventura hacia lo desconocido, sabías cuándo salías, pero no tenías idea de cuándo ibas a llegar.
Una vez nos desviábamos en Divisa hacia la península de Azuero había que parar en La Arena a por el tradicional pan y las rosquitas, (que con café son una delicia fuera de este planeta), por supuesto que a estas alturas del paseo yo ya iba con dolor de estómago por tanto chéchere que habíamos comido, pero no habíamos llegado a Los Santos y era la hora del almuerzo, así que tocaba parar en la fonda El Corotú, por su tradicional sancocho o, aunque no se lo crean, por unos espaguetis. Si no los han probado los invito a que se metan entre pecho y espalda uno de esos platos de obrero de la construcción un lunes de Carnaval.
Los suculentos desayunos de mi país: buñuelos (yo lo conozco como buñuelo pero tiene otros nombres; la vaina es que es una delicia), bollos, puerco ahumado y hojaldres de @deliciasmargot.
Comprando dulces en la entrada de Antón, al borde de la Carretera Interamericana.
Si su paseo familiar no terminaba hacia la izquierda de Divisa sino que los llevaba a Santiago o Chiriquí, pues entonces, my friends, les faltaba todavía mucha carretera por recorrer.
Yo no conozco muy bien Santiago pero me han dicho que el lugar más tradicional y legendario es el restaurante Popular, ubicado en el mercado de Santiago, llamado El Mosquero; esa era una parada obligada para desayunar tanto para los viajeros como para los que regresaban de la rumba a las 4:30 de la mañana. Este lugar sin duda será uno de los destinos culinarios que POU tenemos que ir a conocer. Así como la sopa Mayor Alemán en el restaurante del hotel Piramidal situado sobre la carretera interamericana, o la panadería San Roque en San Francisco de la Montaña, con sus dulces con nombres tan llamativos como como el Mete juicio y el Sapo ‘e chola, y también tengo en mi lista de los deseos visitar el restaurante Anachoreo, con cocina de Camboya, en Santa Fe y visitar con la barriga vacía todos los restaurantes que ofrecen una oferta de lo más diversa y completa de frutos del mar, pescados y mariscos, recién traídos del Pacífico, en el distrito de Montijo.
Y si su camino les lleva hasta el estado federal de Chiriquí pues estos lugares de seguro no faltaron en tu trayecto: la pastelería Córdoba, con sus conocidos huevitos de leche y la factoría de productos Pimpollo, y los deliciosos anillos de maíz asi como su tradicional Mono que es una comida muy tradicional y original.
Hace poco Panamá Onde Uno visitó Colón, Lolita y el resto del equipo me llevaron a la Tacita de Oro, yo no conocía el Caribe panameño y me voló la cabeza con todos sus colores y sabores, allí enloquecí con el plantintá y el patí. ¿Y dónde me dejan el chicheme? ¡Es una cosa de otro mundo!, y es diferente al chorrerano porque está hecho con coco. ¡Tienen que probarlo! Y quizás nos encontremos por allá cuando yo vaya a comer, enyucado, one pot, fufú, cocadas y el icinglace.
Dulces de Coclé.
Uno de los panes mas tradicionales de mi Panamá, el pan de la arena @panaderiajairoisaac.
Comiendo con mi compinche Leo un delicioso helado de pipa.
Nuestra primera experiencia con el famoso Pan dulce de la @panaderiacesarin
Aunque no lo crean, me faltan algunas provincias por conocer como, por ejemplo, Bocas del Toro, Darién y las seis comarcas, a todas las cuales muero por ir y disfrutar de sus paisajes, su gente… ¡así como de su gastronomía! Estoy loca por probar el rondón de Bocas, el chocao, y el pangó darienita. De la gastronomía guna ya he degustado el madú, pero aún me esperan los sabores de la dule masi, el bodochi y el cacao ngäbe, entre otros a lo largo y ancho de Panamá.
Sin duda, mis memorias más felices siempre involucran comida. ¿Y las suyas? He decidido hacer mi introducción a la gastronomía con estos recuerdos ya que de esta manera podremos, ustedes y yo, compartir pedacitos de nuestra infancia, y al mismo tiempo volver a recorrer, en nuestro recuerdo, cada rincón de nuestro Panamá. ¡Y qué mejor manera de hacerlo que a través de su comida tradicional!
Los suculentos desayunos de mi país: buñuelos (yo lo conozco como buñuelo pero tiene otros nombres; la vaina es que es una delicia), bollos, puerco ahumado y hojaldres de @deliciasmargot.
Comprando dulces en la entrada de Antón, al borde de la Carretera Interamericana.
Si su paseo familiar no terminaba hacia la izquierda de Divisa sino que los llevaba a Santiago o Chiriquí, pues entonces, my friends, les faltaba todavía mucha carretera por recorrer.
Yo no conozco muy bien Santiago pero me han dicho que el lugar más tradicional y legendario es el restaurante Popular, ubicado en el mercado de Santiago, llamado El Mosquero; esa era una parada obligada para desayunar tanto para los viajeros como para los que regresaban de la rumba a las 4:30 de la mañana. Este lugar sin duda será uno de los destinos culinarios que POU tenemos que ir a conocer. Así como la sopa Mayor Alemán en el restaurante del hotel Piramidal situado sobre la carretera interamericana, o la panadería San Roque en San Francisco de la Montaña, con sus dulces con nombres tan llamativos como como el Mete juicio y el Sapo ‘e chola, y también tengo en mi lista de los deseos visitar el restaurante Anachoreo, con cocina de Camboya, en Santa Fe y visitar con la barriga vacía todos los restaurantes que ofrecen una oferta de lo más diversa y completa de frutos del mar, pescados y mariscos, recién traídos del Pacífico, en el distrito de Montijo.
Y si su camino les lleva hasta el estado federal de Chiriquí pues estos lugares de seguro no faltaron en tu trayecto: la pastelería Córdoba, con sus conocidos huevitos de leche y la factoría de productos Pimpollo, y los deliciosos anillos de maíz asi como su tradicional Mono que es una comida muy tradicional y original.
Hace poco Panamá Onde Uno visitó Colón, Lolita y el resto del equipo me llevaron a la Tacita de Oro, yo no conocía el Caribe panameño y me voló la cabeza con todos sus colores y sabores, allí enloquecí con el plantintá y el patí. ¿Y dónde me dejan el chicheme? ¡Es una cosa de otro mundo!, y es diferente al chorrerano porque está hecho con coco. ¡Tienen que probarlo! Y quizás nos encontremos por allá cuando yo vaya a comer, enyucado, one pot, fufú, cocadas y el icinglace.
Dulces de Coclé.
Uno de los panes mas tradicionales de mi Panamá, el pan de la arena @panaderiajairoisaac.
Comiendo con mi compinche Leo un delicioso helado de pipa.
Nuestra primera experiencia con el famoso Pan dulce de la @panaderiacesarin
Aunque no lo crean, me faltan algunas provincias por conocer como, por ejemplo, Bocas del Toro, Darién y las seis comarcas, a todas las cuales muero por ir y disfrutar de sus paisajes, su gente… ¡así como de su gastronomía! Estoy loca por probar el rondón de Bocas, el chocao, y el pangó darienita. De la gastronomía guna ya he degustado el madú, pero aún me esperan los sabores de la dule masi, el bodochi y el cacao ngäbe, entre otros a lo largo y ancho de Panamá.
Sin duda, mis memorias más felices siempre involucran comida. ¿Y las suyas? He decidido hacer mi introducción a la gastronomía con estos recuerdos ya que de esta manera podremos, ustedes y yo, compartir pedacitos de nuestra infancia, y al mismo tiempo volver a recorrer, en nuestro recuerdo, cada rincón de nuestro Panamá. ¡Y qué mejor manera de hacerlo que a través de su comida tradicional!
Desayuno chino o Dim Sum en @hongkongbakerypty.
Variedad de postres que ofrece la provincia de Chiriquí: huevitos de leche, cocadas, bienmesabe y muchos mas.
Cocadas portobelanas de múltiples sabores y colores: piña, fresa, la tradicional de coco, melocotón, limón, entre otros.
¡Acompáñenme en este recorrido gastronómico a lo largo de nuestro país!, les aseguro que disfrutarán conmigo de nuestros platos tradicionales, así como de algunas variantes de ellos. Les aseguro que no se arrepentirán.